La directora general de la Biblioteca Nacional, Rosa Regàs, disertaba en un diario argentino sobre la coyuntura política española (“En Madrid la crispación es muy fuerte”, afirmaba), entrevista que ha ofrecido titulares variados: desde que “Los madrileños son más nacionalistas que los periféricos” (Diario Ibérico), hasta que “El odio de la extrema derecha a ZP es porque está desterrando lo que queda de franquismo” (El Plural), pasando por el “No todas las mujeres son Condoleezza Rice o Thatcher” original (Página 12).
La didáctica labor al frente de la institución bibliográfica de la miembro de la gauche divine barcelonesa de finales de los sesenta, además del respeto que merece quien (cito sus palabras) “ha sido nombrada por el presidente Zapatero”, me hacen ser comedido, aunque, como madrileño, le pediría que no echase más gasolina a un fuego ya activo (“Vamos a tener elecciones en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas en el mes de mayo y veremos qué pasa”, dice antes de añadir: “no quiero ni pensar lo que podría pasar si ganaran esas elecciones”…). El afán de protagonismo contribuye a mantener la crispación que ella misma reconoce.
Corto y pego parte del final de la entrevista de la periodista Silvina Friera, en la que se pregunta por la deliberada estrategia de tensión de la derecha, y que cada quisque valore...:
Pregunta: ¿La sociedad española llega a percibir esta manipulación?
Respuesta: En Madrid la crispación es muy fuerte. Yo voy por la calle y me escupen, me insultan y me gritan “roja”. Pero cuando voy a Barcelona, a Sevilla o a Valencia no siento esta crispación. El madrileño es infinitamente más nacionalista que los periféricos, y lo que no ocurre en Madrid, no ocurre en el país. Los insultos y la descalificación suelen estar en la radio de los obispos, COPE, que dan un ejemplo de caridad cristiana inenarrable. En Madrid hubo taxistas que me reconocieron y me han hecho bajar del taxi.
Pregunta: ¿En serio? [interrumpe, estupefacta, la periodista…]
Respuesta: Sí, la situación en Madrid está muy crispada y, lamentablemente, va a ganar la derecha. Vivo en esa ciudad desde 1994, la adoro, pero en los dos últimos años han salido tantos franquistas del armario que se hace difícil vivir allí. El resto de España ni se entera de que está tan crispada; tengo muchos amigos viviendo en otras ciudades y no pueden creer cuando les cuento las cosas que me ocurren en Madrid...