LA EXPERIENCIA DICE QUE HAY QUE VOTAR A LAS CANDIDATURAS DE IZQUIERDAS INCLUSO SI EL CANDIDATO NO NOS ENTUSIASMA
Mañana es jornada de reflexión para quienes todavía no tienen decidido el sentido de su voto, ciudadanos indecisos que pueden estar tentados de quedarse en casa y que en todo caso asumen, lo dicta la regla de la democracia, que serán gobernados por quienes decidamos los que sí iremos, seguro, a las urnas.
Como ya he explicitado el sentido de mi voto en esta tribuna pública, quiero traer aquí, para aquellos que a estas alturas puedan seguir teniendo dudas acerca de lo que hacer, dos párrafos de un artículo de opinión titulado “¡Todos a las urnas!” publicado en la revista El siglo de Europa (nº 742, 21-27 de mayo de 2007) por Santiago Carrillo.
Escribe la voz de la experiencia:
“El votante de izquierdas suele ser más exigente con sus candidatos y a veces los partidos de izquierda utilizan métodos poco democráticos para designar a sus candidatos. A veces los designan a dedo, los improvisan o los cambian sin tener en cuenta datos que pueden ser muy importantes para lograr el voto. Los partidos, a veces, se sacan de la manga a candidatos desconocidos para el elector, pensando que basta el sello del partido para que obtengan el voto. Otras veces pueden equivocarse dando la candidatura a personas que, por demasiado conocidas, no inspiran la confianza del votante. La democracia interna de los partidos deja mucho que desear. Esto, que en los partidos de derecha puede no ser tan importante, lo es, y mucho, en los partidos de izquierda.
Todo ello indica que la izquierda tiene mucho que mejorar y que debe prestar seria atención a sus métodos de funcionamiento. Pero, aun reconociendo estos defectos —y lo digo como hombre de izquierdas, que no pertenece hoy a ningún partido, pero que como tal mantiene su compromiso de siempre con la izquierda—, en las elecciones del 27 hay que votar a las candidaturas de izquierdas que están comprometidas a gobernar juntas, aunque el candidato no nos entusiasme, aunque como se dice vulgarmente, lo hagamos tapándonos las narices”.
Creo que somos muchos los que podemos suscribir punto por punto estos dos párrafos...
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Silvia -